domingo, 4 de octubre de 2009

Mercedes Sosa, un Canto que no se apaga


por Jose Emilio Castellanos

Intensa vida como cantante y defensora de la libertad la que llevó Haydée Mercedes Sosa, descendiente de la étnia aymara y de franceses, quien surgiría al mundo del arte musical con el seudónimo de Gladys Osorio, luego conocida como la Negra Sosa, hasta convertirse en ícono de la nueva música latinoamericana: Mercedes Sosa.
Fueron varios nuestros encuentros, desde aquel registrado a pocos meses de su surgimiento en el canto latinoamericano. En ellos hablamos de sus orígenes, su infancia junto a su madre quien la incentivaba en la lectura, en medio de la pobreza, de sus colegas Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Horacio Guaraní, Violeta Parra, entre otros (muy joven estuvo casada con otro músico, Manuel Oscar Matus); del sentido libertario y de justicia social que puede tener el canto, de su convicción de que el canto no puede ser silenciado con las armas o la fuerza.

Su primer disco, “La voz de la zafra”, pasó “bajo la mesa”, al igual que “Canciones con fundamento”. Todo cambió cuando el propio Jorge Cafrune, indiscutido ídolo de multitudes que seguían el folclore argentino con devoción, la invita a cantar en el reputado Festival de Cosquín.

Pocos meses después andaría recorriendo el mundo, y es cuando visita Caracas por primera vez, para cantar en el Canal 8 (VTV), fundado por el la familia Volmer. Su gira contemplaba Estados Unidos y varios países de Europa. Eran días donde se disfrutaba de democracia en países azotados por dictaduras en la década de los 50´s. El canto era libre y surgían creadores de la estatura de Ariel Ramírez y Félix Luna, autores de la Cantata Sudamericana.
Todo se interrumpe a la llegada de las dictaduras militares en Argentina, Chile y Brasil. Mercedes es detenida en el desarrollo de un concierto en La Plata, en pleno escenario y ante una multitud asombrada, que tambien quedó detenida por el ejército. El episodio concluyó con su exilio en Francia y España. En esos años se produce la muerte de Cafrune, en un accidente que dejó dudas ante los procedimientos de la dictadura, y fallece igualmente el segundo esposo de Mercedes.
Ya agonizante la dictadura militar, regresa a Buenos Aires, pero debe abandonar de nuevo Argentina. Dos años más tarde, siendo presidente Raúl Alfonsín, regresa triunfante agotando las entradas en el teatro Opera de Buenos Aires. Viene renovada y su repertorio se amplia con otros ritmos musicales, incluyendo rock y tango, que toman otra dimensión en su cuerdas vocales.

La recuerdo cuando me dijo: “Canto lo que me sucede a mi, lo que nos sucede a todos, canto contra las injusticia. No se puede cantar con miedo. No tuve miedo cuando me apresaron, cuando me amenazaron los escuadrones de la Triple A. Vos no podés tener miedo al cantar”.

Recordé entonces uno de sus cantos y la frase de su ator, Horacio Guaraní, quien también anduvo sus pasos como asilado por la Venezuela de los años 70… “Si se calla el cantor, calla la vida, porque la vida misma es un canto”.

jueves, 9 de julio de 2009

Alfredo Sadel: Algo más que un tenor

Nada fue fácil para Alfredo Sadel. Su estrella, su tenacidad y fundamentalmente, su extensa y cuidada calidad artística, le permitieron sobresalir en el escenario musical, aun cuando algunas de sus facetas creativas no han sido reivindicadas. Sadel fue algo más que un tenor.










A su regreso triunfal de Europa como tenor operático, Sadel reunió a un grupo de sus allegados en un encuentro donde sobresalieron las anécdotas de su gira. En el grupo, Mario Suárez, Simón Diaz, un amigo, Virgilio Galindo (Ruyío), Alfredo Sadel y José Emilio Castellanos.

Por José Emilio Castellanos
Washington, DC

El día anterior al arribó a sus 50 años, el 21 de febrero de 1980, sostuvimos una conversación por varias horas, en Carrizal, donde Sadel dejaba al descubierto al ser humano tras bambalinas.

Sentado junto a su piano de cola, cubierto desordenadamente por centenares de discos lp’s de grandes tenores de todos los tiempos, me comentaba en esa oportunidad: ¨ Cada edad tiene una etapa nueva que cumplir. Fue ese uno de los postulados del inagotable humanista Leonardo Da Vinci, quien dijo, al mirarse viejo en el espejo, que no le importaba estar viejo ni le importaba morir; que había cumplido con la vida ¨.

Había nacido en una casa sin número, entre Cruz de La Vega y Palo Grande, para luego ser aplaudido en grandes escenarios del mundo; de muchacho quiso casarse en la popular iglesia de Capuchinos, pero su matrimonio se efectuó, por vía de excepción, en el Palacio Presidencial de Miraflores; de sus pocos ingresos como telegrafista, dibujante y pintor, pagó para realizar sus primeras grabaciones, en acetato, pero al final de sus días había superado las 2000 piezas y 200 larga duración.

Fue condecorado por el dictador Marcos Pérez Jiménez, junto a la Miss Mundo Susana Duijm, pero estaba comprometido con sus ideales democráticos, por lo cual fue objeto de dos frustrados atentados de la Seguridad Nacional en el exterior, por formar parte de un equipo que preparaba un alzamiento contra la dictadura. Hubo dos muertos, al confundirlos con Sadel, contra quien había la orden de asesinarlo en Costa Rica, donde se habían refugiado varios políticos venezolanos perseguidos por la dictadura, entre ellos Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez, Oropeza Castillo y los hermanos Grooscors. A ello se sumó una campaña de desprestigio a través de algunos medios en países donde reinaban los regímenes militares.

El día que alcanzó sus 50 años, escribí para el Nacional:

¨ Trovador, cantor de una generación y de los hijos y nietos de esa generación, convertido luego en divo operático, polémico hombre público, ídolo de multitudes femeninas y admirado por los amantes del bel canto, político y antipolítico en ocasiones, dirigente gremial, compositor y torero frustrado, fue antes simplemente Alfredo Sánchez, modesto habitante de una casita de La Pastora… Alfredo Sadel no fue un nombre de batalla. Fue la simbiosis de un trajinar cargado de circunstancias humanas, el resultado de una infancia dura¨.

Aun cuando con anterioridad Juanito Arteta, Lorenzo Herrera, Luis Fragachán y Héctor Monteverde se habían convertido en pioneros llevando con sus voces y melodias la proyección artística de Venezuela hacia el exterior, ésta toma una dimensión de notoriedad con la aparición del tenor caraqueño Alfredo Sánchez Luna, admirador de Gardel, de quien toma parte de su nombre para unirlo al suyo, creando así su nombre artístico: Sa-del.

Fue pionero en numerosos terrenos. Cantante popular, cantante lírico, empresario de temporadas operáticas, creador de una disquera de producción nacional, la Sonus, torero frustrado, compositor, sindicalista, político, telegrafista, dibujante, con profundo sentir por la amistad y la lealtad. En 1952 fue llamado para protagonizar Flor de campo, el primer largometraje de producción nacional, con música, guión y reparto enteramente venezolanos. En 1953, fue el artista estelar en la inauguración de Radio Caracas Televisión.

Nace el artista
Sadel, un caraqueño de origen humilde, estudiante en colegios públicos (Escuela "Delgado Palacios", en La Pastora, y 19 de Abril, en la parroquia San Juan), que ingresa luego en el Colegio Salesiano, de Sarría, donde recibiría el estímulo a sus dotes musicales por parte de dos religiosos, los padres Sidi y Calderón. Era, entonces, simplemente el escolar Sánchez Alfredo, como le llamaba el cura del Colegio, lugar donde el mozalbete comienza cantando, pero también despunta como actor de teatro y dibujante.

Gimnasta del equipo escolar, es también ¨cliente fijo¨ de la pared de castigo donde le enviaba repetidas veces el cura consejero, bajo cargos de indisciplinado, peleón y hablador en clases.

En tiempos del gobierno del General Isaías Medina Angarita fue detenido cuando solo contaba once años, por romper afiches gobiernistas. Empezaba a poner en acción sus inquietudes políticas, que luego se orientarán a una actividad clandestina contra la dictadura de Pérez Jiménez.

A los quinces años decide hacerse cantante y descuida los estudios de bachillerato. Se inscribe en la Escuela Superior de Música de Santa Capilla y se hace asiduo visitante de los programas radiales de aficionados, donde acudía como oyente, hasta el día que ¨ es descubierto ¨.

Sadel me lo narró así: ¨ Mario Suárez, entonces el cancionero nacional más destacado, me oye cantar y me recomienda con la dirección de Radio Caracas para que me diera una beca. Muy poca gente creía en mí. No entendían mi voz. Los maestros de canto me rechazaban porque pensaban que no tenía porvenir ¨.

En 1943, participó en un programa de aficionados. Tres años más tarde debutó en Radio Caracas Radio. En 1946 canceló la suma de diez bolívares para grabar un acetato con su voz, y diez bolívares de derecho de autor al compositor Guillermo Castillo Bustamante. La grabación contenía el bolero Desesperación, y el tango Trenzas. Nunca salió al aire, porque el cantante quedó decepcionado con el resultado. Durante un año trajinó el disco, detectando las fallas, hasta que, en 1948, es aceptado para grabar -en prueba- su primera grabación comercial: Diamante Negro, un pasodoble con música de José Reyna y letra de Luis Peraza “Pepe Pito”. Un año más tarde la grabación fue realizada de nuevo, superando fallas.

En 1952, graba los temas Déjame, de Conny Méndez y Me queda el consuelo, de Aldemaro Romero. También compone y graba Por el Prado y Cerca de ti. Estaba naciendo el Sadel compositor, autor de letra y música, para dejar un aporte a la creación musical aún no reconocido.

Astro Internacional
El éxito fue tal que a la vuelta de pocos años ya había grabado 200 discos de acetato (78 rpm), para luego convertirse en el primer latinoamericano en grabar un LP, Mi Canción, con la RCA Victor de Nueva York.

Su carrera se agigantó. Su idolatría alcanzó los públicos de Nueva York, donde actuó durante dieciséis semanas consecutivas y grabó dos piezas, Oh Señora María (Pablo Cairo), y Otra Rosa, esta última compuesta por Sadel a la joven que luego sería su esposa, Rosita Rodríguez, a quien había conocido incidentalmente en Nueva York, cuando llevaba un mensaje político al padre de la joven, el ex presidente del Congreso de Venezuela durante el gobierno de Rómulo Gallegos, Valmore Rodríguez.

Ese mismo año Sadel firma un contrato por la RCA Victor y debuta en el Teatro Jefferson de New York. A partir de ese momento comienza su popularidad en Estados Unidos. Actúa en el Ed Sullivan Show, el Colgate Comedy Hour y en Chance of a Lifetime, precisamente los programas estelares de la televisión estadounidense, con una sintonía en todo el territorio. También hace presentaciones para la cadena ABC y en el Hotel Shoreham de Washington. Se había consolidado como un artista de calidad internacional, capaz de llegar a públicos de idiomas distintos al castellano. Tras su presentación en el Teatro San Juan de Nueva York, junto a Lola Flores surgieron rumores sobre un romance entre Sadel y la gran estrella española. Al mismo tiempo, la prensa daba a conocer el nacimiento del primer hijo de Sadel, Carlos Alfredo.

En 1954, obtuvo el premio Chance of a Life Time, como el artista más popular de la televisión de Estados Unidos. Luego vendrían La Habana (1955), apadrinado por Fernando Albuerne y René Cabel, y México (1956). En medio de las giras, de manera incansable continúa sus grabaciones de long play, hasta alcanzar más de doscientos durante su carrera.

En el cine protagonizó diez largos metraje: Flor de Campo (1951), El Ratón (1957), dirigida por Chano Ureta, coprotgonizada por el ex campeón de boxeo mexicano Ratón Macías; Tu y la Mentira (1958), dirigida por René Cardona, con Miguel Aceves Mejías y Evangelina Elizondo; El Buena Suerte (1961); Tres balas Perdidas (1961); En cada Feria un amor (1962); Martín Santos, El Llanero, con la mexicana Lorena Velásquez (Paramount Pictures y una empresa mexicana,1961); La novia del cadete, con la actriz venezolana Eva Blanco y el cantante Raúl Miranda; Misión Atómica; A La Habana me voy y, Un venezolano en México, con Miguel Aceves Mejías.

En 1958 había sido contratado por la Metro Goldwyn Mayer, en Hollywood, como sustituto del tenor Mario Lanza, pero nunca llegó a concretarse el proyecto cinematográfico. De ese periodo surgieron rumores de un romance con una famosa actriz que estuvo vinculada a Frank Sinatra.

Europa y la ópera
Vendría luego la despedida, rumbo a Italia y Austria donde realizaría sus estudios de canto operático. Pero no era un adiós a la música popular. Sánchez Luna, el tenor dramático, y Sadel, el ídolo popular, logran fusionarse. En poco tiempo su repertorio incluye a grandes autores de los llamados clásicos o románticos, como Scarlatti, Mozart, Beethoven, autores operáticos como Verdi, Puccini y Bizet, zarzuelas y operetas, sin dejar de lado sus inigualables interpretaciones bolerísticas, el psodoble, el joropo, el tango y la ranchera.

Se había enfrentado a un reto que fue arduo, escabroso, pero nuevamente llegó a metas ambicionadas: el Teatro de la Opera de Hamburgo, el Teatro Mari-insky del entonces Leningrado, la Opera Nacional de Belgrado, la Opera de Odesa, la Opera de Hartford, el teatro Colón de Buenos Aires, el Teatro Colón de Bogotá, el Bellas Artes de Ciudad de México, el Teatro Segura de Lima, y el Teatro de la Opera de St. Gallen (Suiza), entre otros.

Vino otro anhelo: compartir escenarios con figuras consagradas, en escenarios consagrados. Asi, se le ve al lado de José van Dam, Viorica Cortez, Krilovich Marina, Serril Milnes, Lucina Amara, Fernando Corena, Cristina Deutekon y Giorgio Tozzí, éste último, dueño de grandes éxtos en Broadway.

En 1962 debuta en Caracas como cantante lírico en la zarzuela "Los Gavilanes", en una memorable presentación en el Teatro Municipal, que hoy lleva su nombre.
En Europa se presentó en los teatros más prestigiosos de Yugoslavia, Hungría, Suiza, Francia, España, Italia, Alemania y casi todos los países que integraban la Unión Soviética. En Nueva York se presenta de nuevo, esta vez como cantante lírico, en el Carnegie Hall, con "Cecilia Valdés". Poco después es contratado por la compañía de Plácido Domingo (padre), para una una gira por Latino América, en la cual tuvo la oportunidad de alternar con Doña Pepita Embil, la madre de Plácido Domingo.

Su paso por Perú quedó grabado junto al nombre de Pepita Embil, en una presentación que los peruanos calificaron como la temporada de zarzuelas más exitosas que se hayan realizado en ese país. Poco después Sadel alternaría con el tenor Plácido Domingo en la temporada de ópera del año 65 en el Palacio de Bellas Artes de México.

De espíritu incansable y perfeccionista, Sadel regresa a Europa y debutó como Alfredo Sánchez Luna en el Teatro de la Opera de Münster, en Alemania. Un testigo de excepción, el entonces cónsul en Hamburgo, embajador Régulo Velasco, recuerda la ovación de diez minutos de un teatro eufórico ante la magistral interpretación del tenor veneolano. Un rato más tarde el representante de Mario del Monaco le ofrecería una gira por Europa con 30 presentaciones, pero Sadel decidió marcharse a Viena por razones familiares.

En St. Gallen, Suiza, protagonizó más de cien funciones. Cantó Carmen, La Boheme, Tosca, Don Carlos y El Buque Fantasma de Wagner, Dos Pascuale y Cavallería Rusticana. Allí lo escuchó el crítico Kurt Pahlen, y decidió incluirlo en su libro "Grandes cantantes de nuestro tiempo". En la Unión Soviética interpretó Tosca, Rigoletto, Traviata, Lucia di Lamermoor y Madame Butterfly.
Al mismo tiempo que desarrollaba su actividad lírica, su pasión por la música popular latinoamericana se mantenía intacta. Fue el primer cantante venezolano en llegar a los escenarios de la Unión Soviética como tenor operático, a tiempo que lo hacía Alirio Diaz como guitarrista y, posteriormente Rosa Virginia Chacín en la canción popular.

Pasa luego a Suiza, España, México y Estados Unidos, donde obtuvo un gran éxito con El Barbero de Sevilla, hasta su regreso a Caracas, donde alterna como intérprete popular y lírico.

Regresa nuevamente a Alemania, esta vez con intenciones de perfeccionar su carrera como tenor dramático. Posee ya una amplitud y un terciopelo vocal que le abriría las puertas de las salas más importantes del mundo operático de Europa. En Suiza es contratado por un año como el primer tenor del Teatro San Gallen, y en Munster, Alemania, consigue cálidos elogios con su interpretación en Don Pascuale. Su voz toma profundidad y es claramente notoria la presencia académica aunque natural, del intérprete de célebres boleros, o arias de Opera.

Así, vino su recorrido artístico por 15 países de la Unión Soviética, el Carnegie Hall de Nueva York y el Mozarteum de Salzburgo, donde había cursado estudios.

Otra Opera: La Política
Sadel no fumaba, bebía muy poco y tuvo cuatro hijos, nietos, un montón de kilos de más y se teñía las canas en sus últimos años.

En repetidas ocasiones me manifestó que un artista no debe estar desvinculado de la realidad del mundo y de su país. Su participación en política dio lugar a distintas interpretaciones pero, a la vez, le colocó en un sitio que el consideraba era distinto a quienes hacen del arte un oficio aislado del compromiso ciudadano, de la actitud ante la vida.

Los días iniciales de la dictadura militar que gobernó a Venezuela entre 1948 y 1958, generaron en el joven aspirante al estrellato una reacción contra las opresiones y los regímenes de fuerza, precisamente en un momento que éstos proliferaban en el continente americano. Escucha entonces de cerca los discursos del poeta Andrés Eloy Blanco (Angelitos Negros), del novelista Rómulo Gallegos (Doña Bárbara), de Valmore Rodríguez y del líder mexicano Adolfo López Mateos.

Poco después sirve de correo clandestino entre la gente de la resistencia contra las dictaduras, entre ellos Rómulo Betancourt, exiliado entonces en Puerto Rico, y se ve de pronto en el exterior metido en una conspiración contra agentes de la policía política del régimen militar de Venezuela, la Seguridad Nacional. Ello originó por parte de los agentes dos atentados contra Sadel, de los que escapa por obra del azar. En Costa rica, en la inauguración de un hotel donde actuó, fue asesinada una persona al ser confundido con el tenor por los agentes. Otro incidente se registró en La Habana, donde gobernaba Fulgencio Batista.

Años después, tras la caida del régimen militar en Venezuela, su matrimonio se efectuó en el Palacio de Miraflores, apadrinado por el entonces presidente Rómulo Betancourt, el novelista y ex presidente Rómulo Gallegos y el Gobernador de Caracas Oropeza Castillo. Fuera del recinto, una brigada reforzaba la seguridad ante la presencia de una legión de admiradoras, mientras, en el resto del país, la violencia política se intensificaba. No fue fortuito el matrimonio en el recinto presidencial. Su novia era hija del ex presidente del Congreso Nacional Valmore Rodríguez, fallecido en el exilio durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, y Sadel había sido portador de mensajes entre líderes del exilio venezolano en Cuba, Nueva York, México y Costa Rica.

Sobre las razones que lo llevaron a casarse en el Palacio Presidencial de Venezuela, Sadel me comentó (cita textual):
¨ Yo no decidí casarme en Miraflores. Yo acepté hacerlo. Mi deseo era casarme en la Iglesia de San Juan, en Capuchinos, vinculada a mi infancia. El presidente Betancourt, por medidas de seguridad, recomendó que el matrimonio se hiciera en la capilla del Palacio, pero se tomó como una deferencia para mí.¨

La razón era que Valmore Rodríguez, poco antes de fallecer, encontrándose en el exilio, le había pedido a Betancourt que velara por sus hijos.

Se le vinculó a Acción Democrática, a lo cual, ante mi pregunta, respondió:
“ De Acción Democrática no quiero saber nada, absolutamente nada. No quiero decir más nada sobre ello. Y que ellos me pregunten por qué¨.

Fuerza natural y hermosos matices
En 1988 el musicólogo Guillermo Herrera publicaba un interesante testimonio: “Del Sadel que se presentara exitosamente hace 23 años en el Teatro Colón de Bogotá interpretando La Traviata, El Barbero de Sevilla y Rigoletto, al Sadel de ahora, dedicado a difundir el pentagrama popular de América, queda, mejorada por la madurez, su voz aterciopelada, la perfecta dicción, el claro sentido de la interpretación, la serenidad escénica, la fuerza natural y los hermosos matices”.

El dia de su entierro una multitud le acompaño en un recorrido por la ciudad, hasta llevarlo a la sede de la gobernación de Caracas, frente a la Plaza Bolívar. Ese mismo día era velado en la Cancillería el ex embajador Valentín Hernández, motivo por el cual se encontraba en la parte externa de la Casa Amarilla un pelotón del Ejército para rendirle homenaje al ex - diplomático y ex ministro de Energía. Al aparecer la multitud acompañando a Sadel, cubierto con la bandera de Venezuela, el oficial vaciló unos segundos para luego dar una orden a su tropa: Firmes, honor a Sadel…

















domingo, 22 de marzo de 2009

El Bolero: En vías de Extinción ?


El autor, estudioso colombiano del bolero, opina que, aunque el amor nunca pasa de moda, el bolero va rumbo al olvido. (En la foto, Bobby Capó integrando el Grupo Caney)

Orlando Montenegro Rolón (*)
Satiago de Cali /Colombia

El bolero es el ritmo del amor pero aunque el amor nunca pasa de moda el bolero va rumbo al olvido.Hace un par de años escribí un ensayo sobre uno de los más populares géneros bailables: El rítmico Bolero afrohispanocaribe. Fui consciente que aunque el amor nunca pasa de moda; el ritmo va rumbo a apagarse en las estaciones de radio, TV, casas disqueras, corazón y cuerpo de los enamorados. En las pistas de baile no se programa por la escasez de bailadores. Lo más sorprendente fue que la musa voló muy lejos de los cráneos de los compositores y arreglistas.Acaso porque su temática está desgastada o agotada.

Desde la óptica del mercado es entendible lo que ocurre hoy. La música hace rato dejó de ser una inspiración y casi un estado celestial del alma en comunión con el estro- para ser un simple y burdo negocio; quizá el más desabrido de esta globalización de la economía y las restantes actividades de la humanidad. Un producto manufacturado por encargo porque así trabajan ahora los escritores, arreglistas y la gran mayoría de intérpretes de eventualidad.

En el escrito a que hice referencia al iniciar, apuntaba que no todos los días nacen científicos y cuando los mortales vimos la luz de la vida ya todo estaba inventado y descubierto. Entonces, allí estaban disponibles las bases para seguir edificando conocimientos y el Bolero no es la excepción a esta regla.

La incertidumbre de hoy con el arrinconamiento global del aire romántico no es nuevo, parte desde el mismo instante en que no es posible históricamente precisar con algún grado de exactitud la fecha de nacimiento del género que extendió sus raíces desde Europa hasta América.

Estudiosos como el cubano-boricua Dr. Cristóbal Díaz Ayala han escrito que desde 1830 empezó a fluir gota a gota el género en los brazos de la Canción Criolla y Zapateo- precedidas por la Country Dance inglesa y Country Dance francesa que después en nuestro Caribe hundieron sus raíces en Haití y, con motivo de la Revolución en esa isla nadó a Cuba para convertirse inicialmente en la Contra Danza afrocubana, Danza, Habanera y Danzón. Otros anteponen el surgimiento del Danzón- 1879.

Una de las aproximaciones consensuales entre los musicógrafos e historiadores es que han escrito que el Bolero de nuestra América- que se dio a conocer a partir de 1885-1886- existió una total claridad en su origen y significado. Convergen en que fue más el producto de un arranque. Sin nada de similitud al Bolero ibérico en lo rítmico y tampoco en lo semántico ya que era una Danza de movimiento ligero, a la que llamaban Volero (de volar y de las Danzas Gitanas con movimientos agudos y rápidos que simulaban el vuelo de las aves) acompañadas de guitarras, cajones de madera y golpes de palmas de mano.

Fue precisamente la pluma de un sastre de Santiago de Cuba, músico empírico, guitarrista y director musical de la Trova de Santiago de Cuba- José Pepe Sánchez (19 de marzo de 1856- 1918) con su composición Tristezas al que se le reconoce formalmente como el creador del primer Bolero.

Escrito en 2 períodos musicales de 16 compases cada uno, separados por 1 pasaje instrumental ejecutado melódicamente con las cuerdas de guitarra y conocido como Pasacalle. A partir de esa obra- Cuba, Puerto Rico, México, Colombia, Venezuela, Panamá y el resto del Mediterráneo Caribeño que aportaron otras especias a la gran Olla del Bolero. E incluso: Brasil, Chile, Argentina, Perú, Bolivia y el resto de la América continental e insular. Lo demás ya es una historia de más de 120 años.

No ahondaré porque ese no es el propósito de esta nota.Su lírica sencilla, pero que estremece el alma y el cuerpo todavía es motivo de elogios:Tristezas me dan tus penas mujerprofundo dolor que dudes de mí.

No hay prueba de amor que deje entrever
cuánto sufro y padezco por ti.
La suerte es adversa conmigo,
no deja de ensanchar mi pasión.

Un beso me diste un día
y lo guardo en el corazón.

Está desgastada la temática del Bolero?
De entre la maraña, lo claro e indiscutible es que en su extenso trasegar el Bolero siempre ha estado al servicio del amor. Ha caminado descalzo por el mundo haciendo propias historias que le han servido de excitación a los sentidos para abrazar con ansias a su lírica.

La misión nunca se ha desdibujado- aliñar y preñar el lenguaje amatorio para juntar a los amantes. Además, por ser el fruto de una cultura popular de mestizaje entre etnias con todo y su acervo- fue posible que se compenetraran de tal manera que se fundieran tan sólidamente que parecen una sola.

El matrimonio de la Europa africanizada y la América recién descubierta con todas sus implicaciones.

Es inconcebible aceptar que la inspiración y el discurso del Bolero haya sido castrado de un tajo del cerebro y sentimientos de los compositores, arreglistas e intérpretes.

Me inclino más a pensar que parte de la responsabilidad es imputable a la sociedad de consumo de hoy que arrastrando sus vicios de los últimos lustros, llegó a las puertas del siglo 21 desensibilizada y condicionada a una existencia de chatarra camino a ser desechable. Con el sexo como parte de la inmediatez física solamente. La mente fija en la provocación mordaz para el orgasmo y la eyaculación como pasajeros de la velocidad de la luz. Fiel reflejo del instinto animal irracional. Nada diferente a un rebaño en el que el macho dominante como todo un semental se reserva el derecho de penetrar a cuanta hembra se le atraviesa y provoque. Una simple violación. Distante de caricias y tramas amatorias que refrescan y seducen al enlace de los cuerpos de una pareja al cadencioso compás de un Bolero.

De no mediar el jugueteo previo antes de hacer el amor: Queda algo después del acto? No será mejor guardar el dulce recuerdo de la conquista sincera o no inducida por un apasionado Bolero? No olvidemos que la condición de universalidad del género lo privilegia con el derecho y capacidad de violar fronteras y barreras idiomáticas. Aún por encima de las tecnologías y modernidad. ¿Dónde no se escucha un Bolero? No es nada extraño ver amasisados (abrazados fuertemente) en un rincón y sobre una baldosa a una pareja de europeos disfrutando del baile de un ardiente y provocador Bolero latinoamericano.

Aunque no entiendan de momento su letra castellana (español) la melodía les penetra por los poros y los excita. O viceversa. Es el único género que globaliza emociones en el lenguaje más natural y simple: El romántico.Por su condición visceral, ha resistido los embates de todas las modas y tendencias musicales- abriéndole los brazos a todas las fusiones e hibridaciones posibles: Bolero Son, Bolero Chá, Bolero Mambo, Bolero Montuno, Bolero Pop, Bolero Guajira, etc… y sin perder su identidad y fija misión: Estar al servicio de los amantes.

Razones para que el género esté olvidado y casi en vía de extinción
Es cierto que ya no se escriben tantos Boleros como antes. Sobrevive del viejo repertorio. El epílogo de una audición termina escuchando a los clásicos de siempre. Hay que buscar con lupa las nuevas creaciones.

Y como todo cambia y pasa; tal parece que permaneceremos harto rato sentados esperando que vuelva a nacer otro: Agustín Lara, Rafael Hernández, Tite Curet, César Portillo, Sofronín Martínez, Alfonso de La Espriella, Armando Manzanero, Consuelo Velásquez, etc… Igual, abundan los Festivales de boleros, como el de La Habana, Santiago de Cuba, Cartagena de Indias, Riohacha, Medellín, Santiago de Cali, Barranquilla, San Juan, Panamá, México y muchos otros que de la mano de añejos y contados programas de radio luchan por mantenerlo a flote.

Aún así: El Bolero sigue su camino al olvido. Una golondrina no hace verano.

Poco se graba, la juventud no se interesa por aprender a bailarlo y aparecen muy pocos cantantes. Para ellos perdió vigencia. Para colmo, están muriendo los grandes compositores y arreglistas, dejando en la fría orfandad al género y a la vista no se vislumbran los que otra vez enarbolen sus banderas: Simplemente porque el género ya no es comercial. Poco o nada vende. Por eso no se interesan en cultivarlo. Es más fácil brincar, perrear y dar insulsas vueltas como trompo loco que tener elegancia y cadencia para bailarlo.

Esta realidad es compleja de abordar.

También es sano entender que lo que aquí escribo no es dogmático y abre los brazos a la útil y constructiva polémica. Más bien una invitación a construir opinión. Remover la historia sin intentar entenderla es un flaco favor a las ideologías. Con la claridad meridiana en las diferencias posibles entre el Bolero cubano y el español. Ellos sólo se aproximaron en el nombre. En otra ocasión haré alusión al 3x4 y 2x4 de los compases en cómplice contubernio.

¿Se dejó de emplear el Bolero para enamorar? ¿Desaparecieron las serenatas? ¡No… ni por el carajo! Acaso carece de valor la pieza Aquellos ojos verdes (1929) fluido del arrebato del cubano Nino Menéndez embobao (enamorado) de Conchita Utrera- una preciosa cubiche con unos ojos que mataban. Y fue precisamente el hermano de la dama el que ayudó a componer y arreglar ese antológico tema. La arrechera (calor) llega al clímax si escuchamos Quiéreme mucho del gran Maestro también cubano- Gonzalo Roing. ¿Y después para qué más?

Quiéreme mucho,
dulce amor mío
que amante siempre te adoraré,
yo con tus besos y tus caricias
mis sufrimientos acallaré.

Cuando se quiere de veras
como te quiero yo a ti,
es imposible mi cielo
tan separado vivir.

Los interrogantes posiblemente son mis guías para regarme (extenderme) como caracol en la playa. Reconozcamos en análisis individual que existe una mano oscura que aunque visible pocos enfrentan y contradicen porque temen perder su Status de In. No hay necesidad de probar el barro de las tierras movedizas para tomar conciencia que en ellas no sólo podemos perder la vida. Vale la metáfora.

La Payola (pagar en la emisora para que difundan un disco) es un engendro universal de aquí y de allá. Los programadores y DJs están lejanos a entender que para preservar el centenario género hay que renovar a diario su público. Al fin de cuentas, las letras seguirán siendo alcahuetes de los amantes y enamorados. Y no es un ovillo sin son ni ton: No. Cada amor es un sentimiento, un nuevo fracaso, otra historia y el dolor del desengaño abre el camino para que un clavo saque otro clavo.

Lo irónico es que así como abundan las mal llamadas Escuelas de Salsa y otros géneros- estoy tuerto buscando en la guía y a pleno sol una academia que enseñe a bailar Bolero. A donde lleguen ávidos de ternura los amantes en busca de que sus cuerpos ardan y saquen chispa al trenzarse en un instigador y frenético Bolero. Que el corazón lleve el compás, el cerebro haga mover las piernas y que las fuerzas del alma que alimentan los brazos nos ayuden a apretar más fuerte al ser amado. Ahora voy a plagiar al Maestro musicógrafo y compatriota César Pagano: Dejemos que nos invada ese corruptor de menores y mayores: El Bolero.

Estimo que el género no va a desaparecer, sería tanto como negar los sentimientos de la humanidad o que estos estén sordos ó cerrados a la caricia y el amor. ¿Será qué los sentimientos se extinguen también?

No hay que negar que la nostalgia nos visita de vez en cuando y para ese instante qué mejor que un electrizante Bolero en una deseada y sublime compañía, con la adrenalina al tope y las feromonas inundando el lecho. El género es tan viejo y tan rico como el amor, una especie de gramática universal de los amantes. *) El autor es Editor de la Revista Melómanos

viernes, 20 de marzo de 2009

Millín: La Sonora que tuvo Daniel Santos sonaba mejor que la Matancera




En Enero del 2007 conversé con Emilio Rivera ¨Millín¨, un ex-veterano de la guerra de Corea, quien ha dedicado largos años a rescatar joyas musicales pertenecientes a la cultura popular de Puerto Rico y el Continente. Su trabajo se centró en los años 1947-1949, cuando Daniel Santos, tras abandonar Nueva York luego de darse de baja en el ejército, decide marcharse a su Isla en busca de nuevos horizontes. Alli Daniel formó una orquesta que llamó Sonora Bonrinqueña, reuniendo a quienes habrían de ser grandes músicos en el escanario internacional.

José Emilio Castellanos
Desde Puerto Rico

De pequeño Millín escuchaba a Daniel Santos en las llamadas traganíqueles, rockolas o belloneras del barrio donde vivía, a escasas cuadras de Trastalleres, el lugar donde precisamente había nacido Daniel.

Cuando Millín tenía 13 años Daniel regresó a Puerto Rico buscando nuevos rumbos. Había estado en el ejército, en la II Guerra Mundial, y la vida había cambiado en Nueva York. Ya en San Juan, decide formar un conjunto con visos de sonora. En 1947 ¨El Jefe¨ busca entre los mejores músicos que estaban en la Isla y en corto tiempo tuvo su agrupación, la Sonora Boricua, colocándole cuatro trompetas, con lo cual sonaba mucho más fuerte y diferente a la Sonora Matancera.

Poco se sabe de la Sonora Boricua, aunque algunos entendidos señalan que sonaba mejor que la Sonora Matancera.

Emilio Rivera ¨Millín¨, apasionado coleccionista de música, ha dedicado parte de su vida al rescate de ésta parte de la historia de Daniel Santos, y logró reunir, con apoyo de dos amigos coleccionistas, las 36 piezas que quedaron grabadas entre 1947 y 1949. Luego las transformó en dos CD de Colección, con abundante información que ha dado a conocer a través de charlas y programas de radio.

Millín, quien a su vez es uno de los fundadores del Club de Coleccionistas de San Juan, me señala que los músicos que pertenecieron a la Sonora Boricua fueron muy famosos antes y después de pertenecer a este gran grupo. Uno de ellos, el cantante, trompetista y trombonista Pito Sepúlveda, lo ayudó a recostruir aquella historia. De esa agrupación sobreviven Sepúlveda, Luis Elmore y Juan Zamora.

Todas las grabaciones originales del grupo fueron hechas en discos de 78 revoluciones, un número por cada lado. Aún no había salido los discos de larga duración (LP).

Millín no se explica porqué cuando empezaron a salir los LP, alrededor de los años 1951 o 1952, las casas grabadoras Secco y RCA no hicieron un disco de larga duración de la Sonora Boricua, lo cual hicieron con otras agrupaciones.

Revela que en el año 1992 compró un disco compacto de la "Secco" con el nombre ¨Grandes Exitos de Daniel Santos con la Sonora Matancera¨, y fue una sorpresa cuando lo escuchó y en cuatro de las grabaciones se escuchaban saxofones, clarinetes y otros instrumentos que no tiene la Sonora Matancera.
Lo que sigue es su narración sobre lo que fue su persistente tarea por rescatar ese ¨tesoro¨musical de finales de los años 40, nacido en un estudio de radio en Puerto Rico.

"Cuando termino de escuchar el disco descubro que solamente hay grabadas dos canciones con la Sonora Matancera, que son el bolero ¨Velero¨, escrito por el propio Daniel Santos, y el bolero mambo "Lluvia o Sol", escrito por R. B. McLean, los cuales fueron grabados por Daniel con la Sonora Matancera en 1950. También encuentro en esta grabación el bolero "Rosa" de Leopoldo González (aunque creo lo escribió Daniel) y el bolero "Regresó", de Leopoldo González, que grabó Daniel con la Orquesta de Moncho Usera el 18 de marzo de 1946; la canción Jíbara, de Roberto Cole, Romance del Campesino y el bolero "Por mi Honor", de M. Jiménez, grabados por Daniel con la Orquesta de Rafael González Peña, también en 1946¨.


"Los otros seis números en esta grabación con La Sonora Boricua son Siempre contigo, Bolero de Roberto Cole; Canción de la Serranía, Canción Jíbara de Roberto Cole; Mi Palabra de Honor, Bolero de Daniel Santos; Bello Mar, Bolero de Daniel Santos; A. San Lázaro , bolero de René Márquez Rojo; y Aquí en el Cielo, Bolero de Ramón Galguera Jr.¨Después de escuchar este disco –agrega Millín- me di a la tarea de dar a conocer todo lo que pudiera sobre la Sonora Boricua de Daniel Santos."


"Seguí buscando en mi discoteca y encuentro un compacto de Pérez Prado y su Orquesta, también de la casa Secco, con el nombre de "Latin Dance Party", y volví a sorprenderme cuando encontré en este disco que se supone es de Pérez Prado y su orquesta, cuatro números de Daniel Santos con "La Sonora Boricua": Las siete y media de Justi Barreto – Guaracha; Chambeleque de Mercedes Alvarez y Florencio Hernández, Guaracha; Siempre Contigo de Roberto Cole – Bolero; y, Tu no tienes suerte de Hemeregildo Cárdenas – Guaracha¨.


"En este compacto "Latin Dance Party" ni siquiera mencionan el nombre de Daniel Santos. Sin embargo, existe un LP con la misma carátula y título que antecedió al CD y aquí si se le ocurrió mencionar a Daniel, solo que dicen que Daniel canta estos cuatro números con Pérez Prado. Error o disparate?¨Como ya tenia nueve canciones seguí buscando en mis viejos discos y encontré cinco canciones más en un LP de la RCA Victor: Martín EI Loco, de Daniel Santos, Guaracha; Las Trompetas, de Mario Recio, guaracha; El Rey del Bombo, de Daniel Santos, Guaracha; A lo mejor, de Roberto Cole, Bolero; y, ¿Por qué dudas mi amor?, de Daniel Santos, bolero."


"Con estas catorce canciones empecé a grabar en casete lo que vino a ser más bien la primera grabación de larga duración de la "Sonora Boricua. Esto fue para el año 1993 y le regalé la primera copia a mi amigo Osvaldo Castillo, coleccionista de San Juan."


"Después de dos años, ya a mediados del año 1995, volví al asunto de la Sonora Boricua, organicé mis pensamientos y empecé a escribir notas de todo lo que recordaba de la "Sonora Boricua". Estuve en la presentación que hacía el Grupo a las doce del medio día desde el Radio Teatro de la Estación WIBS, que estaba ubicada en el Edificio Industrial Algodonera, en la Avenida Fernández Juncos en Santurce, al lado de donde se elabora el Café Yaticono."


"En este mismo edificio también estaba Ochoa Records Studio, que tengo entendido era la única casa de grabación en Puerto Rico y le hacia las grabaciones a las grandes compañías de todos los artistas que estas representaban. Aquí se hicieron casi todas las grabaciones de la Sonora Boricua de Daniel Santos."


"El grupo tuvo una larga temporada en estos programas al medio día y muchas veces tuve que cortar clases para llegar a tiempo y conseguir asiento. Cuando no podía ir los escuchaba por radio. Tenía yo entonces 14 años."


"Los locutores que animaban el programa se turnaban, ya que no había uno fijo pues eran las voces más privilegiadas de la radio y grandes maestros de ceremonia de esa época. Estos eran Rey Arenas, Fidel Cabrera, José Angel Gutiérrez y José Manuel (Memel) Álvarez, el único vivo de los cuatro.La Sonora Boricua, como todas las orquestas, tenia su tema musical con el cual empezaba y terminaba las audiciones, que era muy bonito y fue escrito por Daniel Santos. Recuerdo muy bien la tonada y cada rato lo canto imitando la voz de Daniel Santos. Seguí buscando más canciones grabadas por "La Sonora Boricua" y encontré la Guaracha "Se formó La Bronca" de Pablo Cairo y "EI Bobo de la yuca" de Marcos Perdomo hasta que completé dieciocho números con el Bolero "Corazón" de Juan Ramón Balseiro, con la ayuda del compañero coleccionista Don Axel Rivera."


"Así nace el primer compacto de la Sonora Boricua" grabado por este servidor. De este compacto he regalado copias a unos 22 o 23 amigos todos coleccionistas. Antes de seguir regalando copias, el amigo y locutor puertorriqueño "Rafy Torres" me invitó a su famoso programa Sábados de Bohemia, después que le hablé de mi proyecto con la "Sonora Boricua", pues le pareció interesante. Llevé el CD en dos ocasiones a su programa en la Emisora WKAQ Radio AM.En ambos programas las llamadas no se hicieron esperar y los oyentes empezaron a preguntar de donde se había sacado ese disco, quien era yo y muchos pidiendo copias. Otras se sorprendían pues nunca habían escuchando hablar de "La Sonora Boricua" y yo le contesté todas las preguntas que me hicieron en el aire."


"El único número que los oyentes conocían era "Canción de la Serranía-, ya que era el tema que usaba el Departamento del Trabajo para las ofertas de empleo. Antes muchos creían que esa grabación era con La Sonora Matancera."


"Continué buscando más grabaciones y esta vez con la ayuda del amigo Oswaldo Oganez, gran coleccionista que me consiguió la guaracha "EI Granito de Maíz" de René Márquez Rojo, "Me tocó la mía" de Pablo Cairo y "Luchando con Ella" de Daniel Santos y también con la colaboración del amigo coleccionista Jaime Jaramillo, conseguí lo suficiente para hacer un segundo CD."


"Daniel llevó su Sonora Boricua a Curazao, Aruba y Santo Domingo. Se quedó en el aire un viaje que tenían para Venezuela por unas desavenencias surgidas entre Daniel y varios de los músicos, y poco después vinieron los ú1timos días de "La Sonora Boricua" a finales del año 1949."


"He tratado por todos los medios de conseguir alguna foto del Grupo, pero parece que no existe, al igual que no existe LP- Casete o CD, ni una grabación del tema del conjunto, excepto por mis grabaciones caseras.Ya en ese año 2002 logré hacer el segundo CD donde incluí 16 canciones más que con las 18 grabadas en el primer CD suman 34 pues no hemos podido conseguir dos números de los 36 que son "Como se dan los besitos" y "La Rumba tiene valor" ambas del compositor Cubano Pablo Cairo."


"De todas las canciones grabadas por La Sonora Boricua, veintidós fueron con la compañía "Secco" y catorce con la RCA Victor, para los coleccionistas que les interese estas grabaciones, tengo un listado disponible."


"El bajistas era nada menos que nuestro gran compositor Roberto Cole, el pianista era Joe Blanco, quien después estuvo en la orquesta de César Concepción y otras. La conga la tocaba un muchacho de 19 años que se llamaba Rafael Cortijo…"

Los músicos que integraron "La Sonora Boricua" fueron:

Daniel Santos, Director, cantante y compositor;
Joe Blanco, Pianista y arreglista;
Roberto Cole, Bajista, compositor, arreglista;
Víctor Rodríguez, Primer Trompeta y arreglista;
Pito Sepúlveda, Segunda trompeta y cantante;
Juan Zamora, Tercera Trompeta;
Néstor Romin, Cuarta Trompeta;
Tito Henríquez, Guitarra y coro:
Rafael Cortijo, Tumbadora, requinto;
Luis ¨Elmore¨ Sánchez, Segunda tumbadora, soneos y coro;
Adalberto Rivera,
Bongó;
Gino Picart, Cantante y coro.


"El grupo no tenía timbalero y personalmente creo que no hacía falta teniendo a Rafael Cortijo, que aunque era muy joven ya era un virtuoso de las congas. Un conjunto con ese grupo de músicos excepcionales tenia que ser bueno. Como habrás notado, el grupo tenia cuatro trompetas, algo muy raro en esa época, pues la mayoría de los conjuntos sólo tenia dos trompetas. Se me ocurre pensar que fue uno de los primeros conjuntos musicales de su tipo que usó cuatro trompetas."

Agustine Vélez: Mientras exista el amor, habrá bolero


El Maestro Agustine Velez le responde a Montenegro Rolón: "Mientras exista una guitarra habrá bolero. Mientras tengamos tríos, habrán noches enteras de boleros. Mientras exista el amor, habrá bolero. Quien lo dude, que venga a Puerto Rico" En la gráfica Jhonny Albino y su Trio San Juan.


Por: Agustine Vélez Jiménez
Bolero Latino / Puerto Rico

Mucho se ha dicho de la muerte del bolero causada por la balada y el empuje dado a ésta por las multinacionales del disco. Posiblemente tengan algo de razón en ésto, debido a que ya no hay que ser cantante. Basta lucir poca ropa si es mujer y buena apariencia y contoneo si es varón y la voz no es requisito para ser “estrella”, aunque habrán notado que son desechables. Solo los usan en lo que aparecen otros de linda cara o mejor figura. Por eso, estos “ídolos no duran, y si lo hacen es solo a públicos inmaduros que al no tener base de comparación, se creen que éstas marionetas del consumismo son en verdad cantantes.

Ahora bien, el bolero nunca ha muerto, por lo menos en nuestro Puerto Rico, ni entre los países latinoamericanos. Los llamados hispanos que abandonaron su patria son los más propensos a escuchar los fabricados por las disqueras. En su país natal tenían su bolero.

Mientras exista una guitarra habrá bolero. Mientras tengamos tríos, habrán noches enteras de boleros. Mientras exista el amor, habrá bolero. Quien lo dude, que venga a Puerto Rico. Acá tenemos, todo el año, festivales de tríos. Hay mil lugares para escuchar tríos. En toda la Isla perdura la tradición de bohemia. Una muchacha, un muchacho y una guitarra, equivalen a una noche de boleros amorosos.

Somos una pequeña isla de cuatro millones de habitantes, pero con casi mil tríos registrados y activos. Esto sin contar los improvisados. Salga a pasear un domingo y encontrara muchísimos lugares con música de cuerdas, habrá también música jíbara, pero predomina el bolero. Tenemos virtuosos de la guitarra como en ningún sitio en proporción a nuestra población. Todos los días en algún sitio se presenta un trío y sus canciones son boleros. Aun cuando su repertorio es mayormente de compositores boricuas. Por algo tenemos a Rafael Hernández, Pedro Flores, Don Felo, Plácido Acevedo, Benito De Jesús, Bobby Capó y a Sylvia Rexach, para suplir repertorio inagotable.

Además, Puerto Rico es el cruce de las Americas en el Caribe. Todo México, toda Cuba, toda Venezuela, Colombia y sus bambucos, Argentina, Ecuador con sus pasillos, Chile, Perú y sus valses, nos suplen de bella música romántica para que nuestros tríos intercalen con sus boleros. Aquí por lo menos hay bolero para rato. Aquí hay emisoras de boleros como base de su programación. Aquí nos llegan continuamente producciones de boleros de América Latina. Aun cuando sabemos no tendrán la gran divulgación de las emisoras de grandes hits fabricados, siempre hay un espacio para ellas en las tiendas de discos.

En Puerto Rico no he visto sitios de bohemia donde se reúnan a pedir el último éxito de la balada, pero sí los viejos boleros de los 40 y 50. Se mantienen vivos los viejos números de nuestro adolescencia y temprana juventud. Recordas hermano, que tiempos aquellos?

Podemos ser la tierra de la salsa y el reguetón, pero nos enamoramos en tiempo de bolero. El amor o el despecho es en ritmo de bolero, el recuerdo de nuestros padres es en tiempo de bolero, y para bailar…. Hay algo mejor que un bolero apretaditos?

En Puerto Rico y en nuestro espíritu… el bolero vive….nos negamos a publicar la esquela mortuoria de nuestros boleros. He dicho.

Agustine Vélez, patriarca entre los coleccionistas de boleros

Por Jose Emilio Castellanos
desde Puerto Rico


El día que llegó Allan a la casa de Caguas su abuelo se llenó de emoción como si estuviese ante el nacimiento de su primer hijo. De inmediato debía resolver otro asunto. Sin pensarlo salió a la calle y en corto tiempo estaba de vuelta con un gigantesco camión-cava. Vino luego la dura faena de trasladar lo que había en la habitación que ocuparía su nieto: una de las más valiosas y completas colecciones de música popular de América Latina en el Continente. Nació así un Estudio-biblioteca-discoteca sobre llantas. (En la gráfica, Agustine Vélez, José Emilio Castellanos.)

El abuelo es poco dado a escribir, pero cuando toma la palabra, se transforma en un cautivador cronista, una suerte de historiador oral en el tema de la música popular latinoamericana. Difícil sería encontrar la información que con riguroso orden y conceptualización guarda su memoria: fechas, personajes, anécdotas, en un monólogo que fluye con la emoción de un catedrático ante sus discípulos.
Así son los encuentros en su casa, rodeado de guitarristas, historias, grandes figuras de los últimos 50 años, integrantes de famosos tríos que llenaron de historias y música a todo un Continente. O leyendas de la estatura de Blanca Rosa Gil.
Se trata de Agustine Velez Jiménez, a quien tuve la dicha de conocer en la Conferencia Internacional de Música Latina que trató el tema del Bolero, realizada en el Smithsonian Institution, en la ciudad de Washington, el año 2002. Estaban presentes, entre otras figuras, dos leyendas de la canción, Olga Guillot y Ruth Fernández, figuras de la estatura de Chucho Avellanet, Rafael Basurto Lara, y un grupo de académicos y estudiosos del tema. Todo transcurrió a puertas cerradas, en un sótano al lado del Castillo principal.
Agustine es originario de Arecibo, aunque se crió en Manatí y Rio Piedras, Puerto Rico. Para no meternos en problemas diremos que nació después de la I Guerra Mundial, pero antes de la II... Su pasión por la música le viene de su padre, maestro, quien llevaba la vida entre armonías y ritmos de la época, tangos, pasodobles, couples, valses... y boleros.
En breve publicaremos la entrevista que recientemente le hiciéramos a Agustino Velez en Puerto Rico. Por ahora, conozcamos su pasión en sus propias palabras, al dar respuesta a la tesis de Orlando Montenegro Rolón, quien opina que el bolero va rumbo al olvido. Los dos trabajos se muetran en la páginas anteriores.

sábado, 7 de abril de 2007

Las grandes canciones latinas en Estados Unidos



Walt Disney las coloreó en el cine y Xavier Cugat las grabó... En los años veinte, aparecieron canciones españolas y mexicanas que causaron furor... En los años treinta, Cole Porter se dejaba seducir por la cadencia de la rumba...

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Eleazar López-Contreras
www.cinquillo.blogspot.com

A partir de 1920, las melodías de la época de oro de la canción latina cruzaron al norte del Río Grande en brazos de la radio y el disco; pero fue principalmente en los años cuarenta, cuando Walt Disney las coloreó en el cine y Xavier Cugat las grabó y tocó en innumerables discos y programas de radio.

Más que ninguna otra orquesta latina, el Rey de la Rumba supo cautivar al público norteamericano con su exótica presentación de tangos, rumbas, sambas y congas, además de muchos boleros. Las de corte lento habrían de convertirse en imperecederas y hallaron eco en innumerables artistas norteamericanos y, particularmente, en las big bands, que popularizaron muchas de ellas.

Todo comenzó con la fiebre del tango, que copó la escena en la década de 1910. En los años veinte, aparecieron canciones españolas y mexicanas que causaron furor y que contribuyeron a confundir los gustos del norteamericano con híbridas mezclas de maracas con castañuelas, acordeones con marimbas y uno que otro incongruente olé en el medio de un tango, etc.

En los cuarenta, tomó vuelo la rumba, que ya sonaba en los años treinta, precedida por el descomunal éxito de El manisero, y aparecieron la conga y la samba, que fueron finalmente fulminados por el turbulento mambo, que borró toda una época de canciones seductoras para darle paso a ritmos más agresivos.

Las embelesadoras y predecibles melodías que prácticamente desaparecían del panorama musical del Norte (y que entre nosotros habrían de rescatar Los Panchos, en 1949), plasmaron estereotipos regionales en el gusto del público norteamericano, al crear una confusa imagen de lo auténtico, dada la indiscriminada mezcolanza que se hacía de ritmos y elementos afines.

Entonces predominaban una exótica samba, como Brasil o Bahía, o un tango, como Adios, muchachos —I Get Ideas— o El choclo, llamado en inglés Kiss of Fire (que, entre nosotros, dio origen al bolero Besos de fuego); o una habanera o un valse como Cielito lindo o La paloma (que era tocada, indistintamente, como rumba o como tango).

Estas melodías eran presentadas, indistintamente, con acordeones y marimbas, con la adición de claves, castañuelas y bongós. Sin embargo, en lo rítmico corrían paralelos dos estilos de música latina: la romántica y la movida.

Si la rumba presentaba su lado romántico con boleros adaptados a sus cadencias, con formas más digeribles para el gusto norteño, también este ritmo cubano le daba cabida y salida a lo movido, generalmente presentado con cuerdas y orquesta grande, con lo cual se rescataron estas piezas del limitado conjunto típico, que generalmente carecía hasta de contrabajo o trompeta. De este modo, con una presentación más ambiciosa, coexistían Aquellos ojos verdes con Mama Inés o Amor, amor, amor, o Frenesí con Cachita y El cumbanchero.

Pero fue lo romántico lo que más inspiró a los compositores norteamericanos. En los años treinta, Cole Porter se dejaba seducir por la cadencia de la rumba y descubrió al parecido beguine franco-caribeño, que plasmó en su trilogía: Night and Day (1932); Beguin the beguine (1935), popularizado en 1945, y I’ve got you under my skin (1936). Sin embargo, lo rápido también halló resonancia en el Norte.

En 1932, Vicent Youmans escribió la música de la cinta Volando a Río, que produjo la primera samba realmente popular en los EEUU. La carioca fue fiebre en 1933 y generó el mercadeo de toda suerte de adminículos como caramelos y sombreros.

En 1945, la publicidad recurrió a un personaje animado para promover la marca Chiquita Banana. Se trataba de una coqueta y saludable fruta que bailaba samba luciendo un tocado y maquillaje a lo Carmen Miranda. La fruta exótica —el banano entonces lo era— sólo reaparecería en el Norte con el calypso de Belafonte, con su Coconut Woman, que nadie aprovechó para promover el coco. Esto ocurría mientras que pasaban a la historia las viejas y memorables canciones latinoamericanas.

Con un público ajeno a esas finas y delicadas expresiones de ingenuo romanticismo, y siendo descorrido el velo del misterio que entonces envolvía al Caribe por los cruceros modernos, las melodías que hoy día se recuerdan y que son grabadas con insistencia, son piezas que sugieren el amor íntimo, como es el caso del bolero Cuando vuelva a tu lado, que bajo su versión inglés (What a Difference a Day Makes) es continuamente recogido por nuevos intérpretes. A todas esas imperecederas melodías, se le sumaron las líricas composiciones de Armando Manzanero, que pasaron a conformar una nueva etapa, al lado de la ya clásica bossa nova, que surgió de manos de Jobim y otros.

Ante el abrumador éxito de estas nuevas canciones, podrían recordarse el furor que causaron piezas como Tico Tico o La cucaracha, de viejísima data, o la más reciente Guantanamera. A éstas, podríamos agregarle otras melodías muy difundidas en diferentes momentos, tales como Perfidia, Adios (compuesta para competir con El manisero), Cuando calienta el sol y Tequila, que representan cuatro géneros: (1) el romántico; (2) el bailable; (3) 4) el influenciado por el rhythm and blues y el mambo; y (4) aquéllas influenciadas por el rock and roll.

De este modo, marchó la canción latina por las salas de baile norteamericanas, cuando las colas no se hacían en las tiendas o en el tren subterráneo sino para bailar la conga. No obstante, de todas éstas son sólo pocas las que se han mantenido en el tiempo. Hasta no hace mucho, quedaban unos cuantas con suficiente poder radial como para ser incluidas en las estadísticas, siendo muchas de ellas boleros conocidos.


Cronograma de canciones latinas populares en EEUU

1923 Estrellita (Manuel Ponce, mexicano)
1923 Cielito lindo (Kirino Mendoza, mexicano)
1923 La violetera (José Padilla, español)
1924 Amapola (José M. Lacalle, mexicano)
1925 Valencia (José Padilla, español)
1929 Siboney (Ernesto Lecuona, cubano)
1930 El manisero (Moisés Simons, cubano)
1930 Marta (Moisés Simons, cubano)
1931 Aquellos ojos verdes (Utrera-Meléndez, cubanos)
1934 La cucaracha (folklore mexicano)
1934 Allá en el rancho grande (Moro/Uranga, mexic.)
1934 Cuando vuelva a tu lado (M. Grever, mexic.)
1936 Para Vigo me voy (Ernesto Lecuona, cubano)
1937 Quiéreme mucho (Gonzalo Roig, cubano)
1938 Tipitipitin (María Grever, mexicana)
1939 Frenesí (A. Domínguez, mexicano)
1941 Bésame mucho (Consuelo Velásquez, mexicana)
1941 María Elena (Lorenzo Barcelata, mexicano)
1943 Solamente una vez (A. Lara, mexicano)
1943 Bahía (Ari Barroso, brasilero)
1944 Amor, amor, amor (G. Ruiz, mexicano)